“Le robaron las cholas y lo
mataron”… Es un titular más, una columna de relleno en una página de sucesos de
un periódico cualquiera, en el que a diario se escriben peores asesinatos, o
una noticia sencilla ante tantas que se leen en el país entero, pero fue una
gota que colmó un vaso en la conciencia. Porque es hasta grotesco pensar que
por unas “cholas”, jerga criolla que se usa en el oriente para denominar a unas
sandalias corrientes, o playeras pa’ nosotros, que vivimos cerquitica del mar,
(alegando que en tierras zulianas es hasta una grosería), aquí se asesine a
alguien por un artículo que no vale más que el arma de fuego por la que se
mató.
Pero fue así como a un
adolescente lo acribillaron por un teléfono y para dejarlo descalzo le quitaron
sus cholas, y ni modo, por qué quién va a buscar al malandro después de ese
robo, si aquí a diestra y siniestra roban, descuartizan, asesinan y golpean a
malsanva, sabiendo entre risas que nadie va a meterte preso ni te van a objetar
culpabilidad alguna, porque la impunidad puede más que la justicia, y si no
pues existe el exilio.
Y es que la culpa se la pelotean
tipo juego de la “papa caliente”, va de un extremo a otro, contaminando los
sentidos pero no el subconsciente y de un extremo a otro se escuchan frases en
la calle, en las colas, en las protestas, en la rutina pública alegando que
“nadie dice nada”, “la gente no reacciona”, “vamos pa’ tras como el cangrejo”,
“este país se lo llevó quien lo trajo”; pero ¿qué son los plurales frente a los
singulares? Si somos buenos para mandar a otros, porque no somos igualmente
buenos para nosotros mismos reconocer que en la unidad está la fuerza, en dar
cada uno su propio grano de arena.
Pero, la culpa es del gobierno. No, del vecino que no colabora. No, de los
estudiantes que dejaron de protestar. No, de la MUD que no sirve para nada. No,
de la estrella fugaz que pasó y no me dejó pedir un deseo… ¿Entonces, de quién
es la culpa? Seguiremos jugando a la “papa caliente” viendo a quien le toca
salirse del juego cuando se queme la papa, esperando un no sé qué, porque aquí
todo el mundo espera, pero nadie dice que es lo que están esperando. “Qué las
cosas mejoren”, a según, pero es que debe ser que todo en el mundo se ha hecho
solo, sin mover un dedo.
Y mientras matan a un chico por
unas cholas, eliminan al parrillero masculino de una motocicleta para disminuir
el hampa, asesinan y descuartizan a parejas por celos, tiran bombas
lacrimógenas por exigir bañarse en una playa que queda en Venezuela; y es de
los Venezolanos, porque ni modo que si nacimos en una tierra con un nombre y ya
de ahí te queda de por vida ese lugar marcado como natalicio tienes el derecho
de disfrutar de él, y lejos de lo que se llama frontera no seas más que “de
nacionalidad venezolana” vengan unos extranjeros a echarse “agüita” criolla con
unas “cholas” que no son de aquí y por la que los choros matarían también,
nosotros nos tengamos que conformar con humito de bombas lacrimógenas, para no
decir con la sangre impune de nuestros hermanos criollos, que bastante han
trabajado para disfrutar de nuestros atributos naturales. Pues sí, hasta ese
extremo de pelotearse la culpa hemos llegado.