martes, 17 de junio de 2014

Mentes truncadas



Hoy nos levantamos con la misma interrogante: ¿Hasta cuándo? Los días y las noches ya nos saben amargos. Tenemos el corazón cargado de desconsuelos. Seguimos gritando un futuro distinto.

Perdimos el norte, la cuenta en el calendario, la terminación del año en el que nos estancamos. Olvidamos que los Kinos se jugaban los domingos. Que el humor era del programa de los lunes. Que lo que ayer nos sobraba, hoy no aparece ni de embuste.

Somos los jóvenes de mentes truncadas, de tiempo mortal, pero oportunidades limitadas. De esperanzas de cambios, de menos puertas abiertas. Somos el país del estatismo, mientras las fronteras están en movimiento.

Somos los profesionales de limitados porvenires, somos los adultos que abandonamos en la niñez las aspiraciones materiales, somos los expertos en colas por necesidad y no por gusto, somos los que resuelven con lo que hay, más no con los "no hay". Somos los que tememos que el mañana sea peor que el hoy.

Somos los que trabajamos más de la cuenta, para tener la mínima cuenta. Somos las víctimas del verdugo inflacionario, que aplasta a los billetes del bolsillo. Contabilizando lo meramente urgente, tanteando lo conseguible, anotando los lujos a planes del mañana, dejando los placeres a la categoría de imposibles.

Somos los que pateamos nuevos destinos, comenzando de cero el kilometraje que ya no da vuelta atrás, somos la masa que queda y la que decidió cargar el equipaje, somos los que luchamos y a la vez nos resignamos.

Somos los que despertamos todos los días con un nuevo desafío social, somos los caribeños manchados de injusticias, somos los turistas en nuestro propio país, somos los de pensamientos oprimidos en mares de riquezas, somos los de anhelos y otras tantas batallas perdidas.

No somos una nación más del montón. Somos los victoriosos, los que aguantamos penurias, hambres, rivalidades partidistas y noches de encierro para que no te mate también el miedo. Somos los que vivimos de despedidas, los que dejamos en el pasado las vivencias de quienes solo se iban "por ahora".

Nuestros anhelos se han vuelto sobrevivencias, entre el ruido que hace la inseguridad en los oídos, disparando a sus anchas al distraído, atacando sin pudor al inocente. Hemos dejado de creer en el futuro, hemos decidido anhelar también una maleta. 


Hemos decidido negarnos a decirle adiós a Venezuela.

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